El Gobierno aprobó el pasado 27 de octubre los más que esperados Presupuestos Generales del Estado 2021. Mientras que para algunos este paso del Ejecutivo ha sido la gota que colma el vaso en un panorama económico marcado por la desesperación y la incertidumbre, otros han encontrado en esta propuesta un paso adelante en materia de desarrollo y renovación ajustada a los tiempos actuales (puedes ver un resumen de estas nuevas medidas pinchando en este enlace).

Si bien es cierto que estos Presupuestos incluyen modificaciones, estas son meros retoques, como dijo la vicepresidenta Nadia Calviño, y no demuestran cambios sustanciales con respecto a los anteriores, puestos en marcha por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. No obstante, estos detalles, que buscan avanzar en la justicia fiscal, parecen perjudicar a los de siempre y, en esta situación de cierre de bares y restaurantes, no es extraño pensar que los hosteleros podrían verse en desventaja respecto a otros sectores por una de estas modificaciones: la subida del IVA aplicado a las bebidas azucaradas.

Y es que, con el objetivo de promover un consumo responsable de este tipo de bebidas edulcoradas, especialmente entre la población infantil y juvenil, el tipo impositivo se incrementará hasta el 21%. Es decir, que pagaremos el doble IVA (hasta ahora el impuesto aplicado a estas bebidas era de un 10%).

OBJETIVOS SALUDABLES

Para el Gobierno, de acuerdo con el documento publicado de los PGE, es una medida que “resulta especialmente coherente con la finalidad perseguida de internalizar los costes externos de nuestro Estado del Bienestar derivados de dietas poco saludables basadas en un elevado consumo de bebidas que contengan edulcorantes añadidos en su composición.”

Eso en la teoría, pero ¿cómo afecta este incremento en la práctica? Según informó la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, el fin principal de este aumento del IVA de un 10 a un 21% pretende seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Bebidas

Con ello, la portavoz afirmó que esta subida no tiene un fin recaudatorio, a pesar de que se prevé recaudar 400 millones de euros con su implementación. Por tanto, ¿quiénes serán los perjudicados? Los consumidores. Cabe destacar que dicha medida no aplica a la hostelería, ya que solo afecta a la venta de dichos productos en supermercados, grandes almacenes o lugares donde se vendan bebidas azucaradas. De este modo, la consumición en bares y restaurante seguirá tributando al tipo impositivo anterior, 10%, “para no perjudicar a la restauración en un momento tan delicado como el actual”, en palabras de Montero.

¿CON VISTAS AL FUTURO?

A pesar de que el Ejecutivo insiste en que no se trata de una medida con fines recaudatorios, en cierto modo se busca paliar los gastos en sanidad derivados de enfermedades relacionadas con el abuso de este tipo de bebidas, como es el caso de la obesidad o la diabetes. Por tanto, puede llegar a cumplir su objetivo si los consumidores se plantean comprar menos bebidas de estas características por motivos de salud. Pero aquellos que los consumen de manera esporádica, probablemente sigan incluyéndolas en su carrito de la compra eso sí, esta vez, más caras, lo que podría repercutir en la cantidad que compren para consumo personal.

Además, en el caso de la hostelería, desde luego no se dan circunstancias favorables para el sector a corto o medio plazo, lo que supone un alivio para los dueños de este tipo de negocios. No obstante, es muy probable que cuando se les dé un respiro de restricciones horarios, impuestos que no perdonan y otro tipo de limitaciones (como la subida de cuotas a autónomos), se comience a aplicar este tipo impositivo para ir acorde con el resto de espacios que ofrecen la venta de estas bebidas. Además, es importante recordar que tanto bares como restaurantes son los establecimientos que dan salida a estos productos con mayor regularidad. Con el tiempo veremos cuál será la respuesta de quienes los consumen.

Noelia Murillo

Noelia Murillo

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